En cada historia de vida se tejen sueños, sacrificios y momentos que definen el camino de una persona. Desde el día que nació, un 16 de febrero de 1999, José Antonio Tostado Bautista fue un ejemplo de perseverancia y amor por la vida. Creció en un hogar humilde, pero lleno de amor y sueños; desde pequeño demostró determinación para alcanzar sus metas y la voluntad de hacer algo por su comunidad.
Su abuelo, quien era jardinero, sembró en él la semilla de un profundo amor por la naturaleza, que años después florecería en su pasión por la agronomía y por su tierra.
Su sueño de ser ingeniero agrónomo no estuvo exento de desafíos, que superó con determinación y el apoyo incondicional de su familia. José Antonio ingresó a la Preparatoria núm. 20 de la Universidad de Guadalajara, donde se destacó no solo por sus resultados académicos, sino por su compromiso con su comunidad. Desde el comienzo tuvo una trayectoria brillante.
Su decisión de estudiar su carrera en la UdeG transformaría su vida y la de quienes lo rodeaban. Los recursos en casa no eran muchos, las responsabilidades crecían, pero las esperanzas en José Antonio sobraban. Sus padres no dudaron en apoyarlo.
Le apasionaba mucho la nutrición vegetal, el riego, el drenaje y la fitopatología, pues sabía que son eslabones fundamentales para la producción y el cultivo. José Antonio veía en cada reto una oportunidad para aprender y crecer.
Además de su formación profesional, valoraba a su familia y sus sueños. Estaba próximo a casarse con su novia Lupita, con quien compartía la idea de formar un hogar y construir un futuro juntos. Una de sus metas era fundar una empresa de cultivo de híbridos, así que trabajó como jardinero, albañil y pintor para lograrlo. Sin embargo, un trágico accidente le arrebató la vida y la posibilidad de consolidar sus proyectos.
El legado de José Antonio no se limita a sus triunfos profesionales, también dejó una huella en quienes lo conocieron. La iniciativa de instalar un cultivo rotativo en la banqueta de su casa para sembrar elote, frijol, papa, girasoles y chile de árbol demuestra el amor que tenía por su tierra, su compromiso con su comunidad y su deseo de compartir sus conocimientos.
En la ceremonia del Premio Ceneval al Desempeño de Excelencia EGEL, llevada a cabo el 2 de julio de 2024 en la ciudad de Querétaro, Araceli Tostado, su hermana, recibió en su nombre ese merecido reconocimiento. Acompañada por una fotografía del joven agrónomo, sus padres y Lupita, quienes también estuvieron presentes, compartieron este momento y celebraron el esfuerzo y la dedicación de José Antonio.
Su vida fue un testimonio vivo de que, con amor y perseverancia, los sueños pueden hacerse realidad. Hoy, honramos su memoria y celebramos su vida, un ejemplo de superación y dedicación que seguirá inspirando a muchos.